¿Cómo quieres que no te odie si me lo pones todo tan
difícil? No hace falta que me digas nada cuando salgas del mar y te tumbas
encima de mí para empaparme todo, ni que te excuses por hacerlo, ni que te
arrepientas de ello, no, no quiero que lo hagas.
Solamente quiero acariciar ese suave cabello que tanto
echo de menos, saborear esos labios que tanta falta me hacen, mirar esos
brillantes ojos celestes y contemplar cómo te vas a casa, con tu andar tan
peculiar, con el movimiento de cinturas que tanto me gusta. Y quiero más
enfados contigo, más peleas por la mañana, más pequeñas sonrisas, más pequeños
golpes, más miradas, más susurros, más lamentos, más suspiros, más caricias y
más de ti. Quiero que esos corazones vuelvan a latir del mismo modo que latían antes.
El término medio está en la virtud, así que quiero todo eso, quiero todo eso y
te quiero a ti. A ti para disfrutar de mi vida.